agosto 17, 2020

El gobernador Sáenz no cumple la cuarentena

Por Andrés Gauffin

¿Una foto que lo retrate como gobernador ocupado en detener la pandemia  vale incumplir con el aislamiento de 14 días que  él mismo obliga a toda persona que quiera ingresar a Salta, con amenazas de prisión por 60 días?

Pero sólo así de primitivo puede ser el pensamiento  de un mandatario que viajó a Buenos Aires –ciudad con circulación comunitaria de COVID 19- el pasado 6 de agosto con el propósito de sacarse una foto con el presidente Alberto Fernández, y volvió a ingresar a Salta saltándose la resolución 38 del Comité Operativo de Emergencia que impide el ingreso de cualquier persona al territorio provincial.

Es cierto que la misma resolución prevé que el COE analizará excepciones, pero pocos saben qué hizo en Buenos Aires más allá de la reunión que pudo haberse hecho por zoom. Sáenz mandó hacer la norma y Sáenz se hizo la excepción. Todo por una foto en Olivos.

Pero el gobernador violó también una norma que él mismo firmó.

Centenares de personas que desde abril pasado ingresaron a Salta hasta el 5 de julio que se prohibió el ingreso, fueron obligadas a “aislarse” durante 14 días en un hostal y a pagar de su bolsillo la estadía, hasta que fueran declaradas libres de coronavirus.

La resolución 12 del COE estableció que el Aislamiento Obligatorio Provincial consiste en “la obligación de permanecer, en solitario, sin contacto cercano con ninguna persona (salvo personal de salud debidamente autorizado) en un lugar adecuado a los fines de evitar cualquier contacto personal y social, debiendo abstenerse de realizar desplazamientos fuera del referido sitio”.

Ninguna autoridad provincial ha dado a conocer que la resolución 12 no valga para quienes a pesar de la prohibición de ingreso a Salta pueden pasar los límites provinciales.

Por el contrario, con el transcurrir de los días la provincia endureció las medidas. El 22 de junio el secretario general de la gobernación, Matías Pasadas insistió que toda persona que ingrese a Salta, por cualquier medio, debe presentar el análisis de PCR negativo dentro de las 72 horas previas al ingreso, para luego realizar –indefectiblemente, remarcó- la cuarentena de 14 días.

Para cubrir a un Sáenz que estaba desnudo, El Tribuno informó el pasado de 13 de agosto que un PCR que se le había realizado el día anterior resultó negativo y que continuaría aislado, pero sin que la crónica precise cuántos días debía permanecer en esa condición según las normativas del propio COE.

Pero el 15 de agosto pasado, sólo ocho días más tarde de su ingreso a Salta  desde Buenos Aires, Sáenz se hace sacar una foto en Villa Saavedra –Tartagal- en el inicio de un operativo sanitario y manda distribuirla por la Secretaría de Prensa.

Según todas las advertencias del ministerio de Salud, quienes no cumplen con el aislamiento preventivo de catorce días luego de ingresar desde una zona de circulación ponen en riesgo a la población con la que se ponen en contacto.

El gobernador que no estaba cumpliendo con la cuarentena también se hizo sacar una foto en un pozo de agua en la misma Tartagal, acompañado de personas  con las que no guardaba la  distancia social que recomienda continuamente a la población.

Como si fuera poco, el mismo 15 de agosto, aparentemente después de haberse sacado fotos en Tartagal, logró por la tarde  que un fotógrafo de El Tribuno le sacara una foto arrodillado, devotísimo, casi compungido, frente a las imágenes del Milagro, en la entronización.

Según las propias resoluciones del COE que avaló,  Sáenz debió quedarse aislado por lo menos hasta el 20 de agosto para evitar una eventual propagación del virus.

Es interesante que el artículo 6 de la resolución 38 del COE advierte que a las personas que violen la prohibición del ingreso a Salta se les aplicará los artículos 202 y 205 del Código Penal que prevé hasta 15 años de prisión al que propague una enfermedad peligrosa y dos años al que incumpla las medidas adoptadas por las autoridades competentes para impedir la propagación de una epidemia.

Esa resolución también amenaza con la ley 8191 por el que el propio Sáenz puede mandar a  prisión hasta 60 quienes incumplan con sus normas sanitarias.

Se cuenta que San Martín puso a un cabo a cuidar un polvorín con la estricta consigna de que no deje pasar a nadie que lleve botas con espuelas, por el peligro que eso suponía. Pero él mismo se presentó con espuelas y amagó con entrar. El cabo se lo impidió a su general. San Martín hasta se hizo el enojado, pero días después lo ascendió.

Menos mal que no tuvo un cabo apellidado Sáenz.