Todo mejor
23 de agosto, pero de 1975, cuarenta y cinco años ha. Isabelita había consumado el “Rodrigazo”, López Rega huía con cartas diplomáticas, en Salta se habían cumplido todos los golpes que definieron el mapa del poder provinciano hasta hoy. Solo quedaba el asesinato de Ragone.
Regina imaginó entonces que debía seguir viviendo con su prole en Madrid. Mucho, mucho frío en un Buenos Aires encapotado, muchísimo calor en Barajas: “Roma, Fráncfort, Zzzzurich” voceaba un empleado del aeropuerto.
A Franco todavía le quedaba odio para fusilar a dos opositores, aunque en poco tiempo iba a entrar en agonía.
Pero el parque del Retiro siempre lo hizo todo mejor, sus árboles, sus flores, su lago y sus horchatas.
El júbilo de tía Virtudes por el rey Juan Carlos, en el kiosco de Cuatro Caminos la tapa del ABC con la foto del helicóptero llevando a Isabelita, la nota de Cambio 16 sobre los secuestros de Videla, que leí con Pilar en un tren de Carabanchel.
El vóley en el Real Madrid, los cinco duros que me daban para una coca y un bocadillo. El carné para entrar al Bernabéu y el Madrid – Barcelona, con Johan Cruyff como número 9.
“La Raulito”, sí, “La Raulito” también con Pilar, en un cine de las afueras. Y “Tiburón” en una sala de la Gran Vía.
Y un bocadillo de calamares, también con Pilar, en el arco de Cuchilleros.
El parque de nuevo, pero cuarenta y cuatro años después. Como el Retiro, el amor lo hace todo mucho mejor.
